Thomas Jefferson fue percibido por sus oponentes como un optimista ingenuo, similar a Candide, el personaje creado por Voltaire, que refleja sus puntos de vista idealistas sobre la naturaleza humana y la gobernanza. Esta representación sugiere que la creencia de Jefferson en la bondad de las personas y los principios democráticos se consideró demasiado simplista y vulnerable a la explotación.
En contraste, Alexander Hamilton fue visto como un estratega astuto que se asemeja a Maquiavelo, lo que sugiere que su enfoque de la política era pragmático y a menudo manipulador. El enfoque de Hamilton en la fuerte autoridad central y el poder económico lo caracterizó como realista, dispuesto a emplear tácticas calculadas para lograr sus objetivos, presentando una gran diferencia ideológica entre las dos figuras fundadoras.