En la vida, todos finalmente se dan cuenta de que, independientemente de las elecciones que tomamos, el conflicto es una parte inevitable de nuestra experiencia. Evitar el conflicto con los demás puede parecer una solución, pero a menudo conduce a luchas internas y descontento. Cuando suprimemos nuestros deseos de paz, podemos desarrollar pensamientos y sentimientos tóxicos hacia nosotros mismos.
Por otro lado, abrazar nuestros verdaderos seres puede conducir a enfrentamientos con personas que prefieren que nos ajustemos a sus expectativas. Esta tensión es un resultado natural para buscar autenticidad, ya que nuestra individualidad puede crear molestias para los demás. En última instancia, navegar el equilibrio entre las relaciones externas y el cumplimiento interno es un desafío fundamental que todos enfrentamos.