Mama Elena creía una fuerte creencia de que el término "mamá" era irrespetuoso. Su percepción influyó en la forma en que crió a sus hijas, haciendo cumplir su preferencia por el término más cariñoso "mamá". Esta insistencia no era solo una peculiaridad menor; Reflejó su deseo de un tipo particular de respeto y cercanía en sus relaciones con sus hijos.
Esta afirmación de la nomenclatura reveló temas más profundos en la historia, como la autoridad materna y las complejidades de los lazos familiares. La dinámica entre Mama Elena y sus hijas proviene de las expectativas culturales y las convicciones personales, que muestra cómo el lenguaje puede dar forma y reflejar las relaciones familiares.