En su trabajo, Epictetus destaca la lucha entre la integridad personal y el deseo de aceptación social. Él observa que muchas personas tienden a reducir sus estándares para encajar y buscar consuelo, lo que lleva a sentimientos de resentimiento hacia quienes mantienen sus principios y se esfuerzan por la superación personal. Esto ilustra un conflicto entre la búsqueda de la validación externa y las virtudes internas.
Epictetus enfatiza la importancia de mantenerse fiel a los ideales filosóficos a pesar de las presiones sociales. Si bien la conformidad puede proporcionar una comodidad temporal, sugiere que la verdadera felicidad proviene del crecimiento personal y la adherencia a las creencias de uno. Esta perspectiva alienta a las personas a priorizar sus valores espirituales y morales sobre la aprobación fugaz de los demás.