El texto analiza el contraste entre los sistemas de gobierno idealizados que la gente imagina y la realidad del comportamiento humano. Sugiere que la humanidad a menudo se desvía significativamente de cómo debería funcionar idealmente. Aquellos que abandonan el estado actual de las cosas por ideales inalcanzables pueden, en última instancia, enfrentarse al fracaso. Esta perspectiva enfatiza los desafíos de luchar por el bien en un mundo lleno de personas que actúan en contra de tales ideales.
La denuncia del Cardenal Pole de Maquiavelo como el "apóstol del diablo" resalta la tensión entre los ideales filosóficos y el gobierno práctico. Subraya la creencia de que la búsqueda de la virtud a menudo conduce a la caída en un mundo imperfecto, donde muchos carecen de las mismas aspiraciones morales. Esto refleja un comentario más amplio sobre la naturaleza humana y las complejidades inherentes al pensamiento político.