MMA Ramotswe ejecuta una pequeña agencia de detectives en la base de Kgale Hill en África, con recursos mínimos que incluyen una camioneta pequeña, dos escritorios y una vieja máquina de escribir. Sin embargo, el activo más apreciado de la agencia es una tetera, que simboliza su toque personal en su trabajo como la única detective privado femenino en Botswana. Con solo unas pocas tazas para ella y sus clientes, los elementos esenciales parecen simples pero efectivos para ayudar a su trabajo de detective.
Lo que realmente distingue a MMA Ramotswe son su intuición e inteligencia excepcionales, cualidades que van más allá de las posesiones materiales. Su éxito como detective no se encuentra simplemente en su equipo, sino en su comprensión de las personas y las situaciones, mostrando cómo la esencia del trabajo de detectives se basa en el elemento humano. De esta manera, ella encarna el corazón de su agencia, demostrando que a veces menos es más.