Mamá, tienes que dejar papá, dije. Ella dejó de hacer los toques de los pies. No puedo creer que digas eso, dijo. No puedo creer que tú, de todas las personas, se enciendan a tu padre. Yo era el último defensor de papá, continuó, el único que fingió creer todas sus excusas y cuentos, y tener fe en sus planes para el futuro. Te ama mucho, dijo mamá. ¿Cómo puedes hacerle esto? No culpo a papá, dije. Y no lo hice. Pero papá parecía empeñado en destruirse a sí mismo, y tenía miedo de que nos fuera a tirar a todos con él. Tenemos que escapar.
(Mom, you have to leave Dad, I said. She stopped doing her toe touches. I can't believe you would say that, she said. I can't believe that you, of all people, would turn on your father. I was Dad's last defender, she continued, the only one who pretended to believe all his excuses and tales, and to have faith in his plans for the future. He loves you so much, Mom said. How can you do this to him? I don't blame Dad, I said. And I didn't. But Dad seemed hell-bent on destroying himself, and I was afraid he was going to pull us all down with him. We've got to get away.)
En el extracto, el narrador se enfrenta a su madre sobre los peligros que plantea el comportamiento de su padre, instándola a dejarlo por el bien de su familia. La madre reacciona con incredulidad, enfatizando su lealtad a su esposo y expresa su vitinio de que su hijo sugeriría tal cosa. La tensión emocional destaca la lucha de la madre entre el amor y la dura realidad de las tendencias autodestructivas de su padre.
El narrador siente una sensación de renuncia sobre las acciones de su padre, reconociendo que sus elecciones son perjudiciales no solo para sí mismo sino para toda la familia. A pesar de seguir cuidándolo, ella teme que permanecer en la misma situación finalmente provocará su caída. Este conflicto interno ilustra la complejidad de la lealtad familiar y las decisiones difíciles que uno debe tomar en entornos tóxicos.