Los oficiales encubiertos poseen una habilidad notable para compartimentar sus emociones y experiencias, lo que les permite realizar sus deberes de manera efectiva. Esta habilidad es esencial para que separen sus verdaderos sentimientos de los roles que juegan, lo que a menudo implica el engaño y la actuación. La capacidad de crear respuestas emocionales falsas es igualmente importante, ya que salvaguarda su identidad y propósito.
Cuando llega el momento de revelar sus verdaderos seres, deben cambiar de marcha rápidamente, pasando de sus personajes encubiertos a figuras autorizadas. Este cambio implica enfrentar a los sospechosos directamente, enfatizando la gravedad de la situación y las consecuencias que ahora enfrentan. En esencia, la capacidad de compartimentar juega un papel crucial en la vida de un policía encubierto, lo que les permite mantener el control en entornos de alto estrés.