En Saxe-Coburg Street, se quedó quieta por un momento y miró los jardines. Me besó, pensó. Hizo el movimiento; No lo hice. El pensamiento era abrumador e invirtió el mundo cotidiano sobre ella, el mundo de la plaza, de los árboles, de personas que pasaban, con un curioso brillo, un claroscuro que hizo que todo fuera precioso. Era el sentimiento, imaginó, que uno tenía cuando uno se dio cuenta de una visión. Todo cambia, se vuelve más bendecido, lo que hace que el entorno más humilde sea un lugar sagrado.


(Out in Saxe-Coburg Street she stood still for a moment and looked at the gardens. He kissed me, she thought. He made the move; I didn't. The thought was an overwhelming one and invested the everyday world about her, the world of the square, of trees, of people walking by, with a curious glow, a chiaroscuro which made everything precious. It was the feeling, she imagined, that one had when one vouchsafed a vision. Everything is changed, becomes more blessed, making the humblest of surroundings a holy place.)

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En la calle Saxe-Coburg, el protagonista se detiene para reflexionar sobre un momento íntimo reciente, donde recuerda un beso iniciado por el hombre en el que está pensando. Esta comprensión imbuye su entorno mundano, los jardines, los árboles y los transeúntes, con un significado nuevo, transformando lo ordinario en algo extraordinario y precioso.

. Sus sentimientos crean un contraste sorprendente, un efecto de claroscuro en su entorno, lo que hace que incluso los lugares más simples parezcan sagrados. Esta experiencia le otorga una apreciación más profunda por la vida, lo que sugiere que los momentos de conexión pueden elevar los entornos más humildes a un estado de gracia y belleza.

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enero 23, 2025

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