El budismo a menudo se percibe como pesimista debido a su énfasis en la muerte y la mortalidad. Los críticos pueden argumentar que este enfoque crea una visión sombría de la existencia. Sin embargo, es crucial reconocer que esta perspectiva no se trata de fomentar la negatividad o la depresión. En cambio, los budistas reflexionan sobre la impermanencia de la vida de cultivar una apreciación más profunda por la vida misma.
Al contemplar la muerte y la fragilidad de la vida humana, los budistas apuntan a obtener información sobre la naturaleza de la existencia. Esta práctica alienta a las personas a apreciar sus experiencias y conectarse significativamente con el momento presente. En última instancia, la atención plena que rodea la mortalidad sirve como un camino para la iluminación y la comprensión en lugar de una fuente de desesperación.