En las memorias de Jeannette Walls "The Glass Castle", la autora reflexiona sobre el comentario de su padre sobre Venus, el planeta que no produce su propia luz, sino que brilla al reflejar la luz solar. Esta observación sirve como una metáfora de la forma en que los individuos a veces pueden confiar en fuentes externas para su brillantez o validación en lugar de generarla desde adentro. Enfatiza los temas de dependencia y expectativas externas presentes en la narrativa.
Esta analogía ilustra las luchas que enfrentan las paredes y su familia, donde sus vidas a menudo dependen de influencias y condiciones externas. El reflejo de la luz simboliza tanto la falta de autonomía como un deseo de aceptación y reconocimiento, destacando las complejidades de las relaciones humanas y la autoestima. Alienta a los lectores a considerar la diferencia entre la verdadera luz interna y la que se refleja simplemente de las circunstancias externas.