Se sentó quieto, pensé, y sin embargo viajó. Y cuando uno cose, la mente viaja, no como lo hacen los hombres, con hacha y bueyes a través del desierto, pero seguramente nuestro viaje también contó, como movimiento. Y pensé en la paciencia de las puntadas. Pensé que escribir un libro, que a menudo hacen los hombres, pero las mujeres rara vez, tienen la postura de costura. Una mano conduce y la otra mano ayuda. Y los libros, como las colchas, están hechas, una palabra a la vez, una puntada a la vez.
(She sat still, I thought, and yet she traveled. And when one stitches, the mind travels, not the way men do, with ax and oxen through the wilderness, but surely our traveling counted too, as motion. And I thought of the patience of the stitches. Writing a book, I thought, which men often do, but women only rarely, has the posture of sewing. One hand leads, and the other hand helps. And books, like quilts, are made, one word at a time, one stitch at a time.)
La cita se refleja en la idea del viaje y la creación desde la perspectiva de una mujer, enfatizando que los viajes físicos y mentales son significativos. La quietud del personaje contrasta con el acto de coser, una actividad que permite que la mente deambule mientras permanece en un solo lugar. Sugiere que incluso en la tranquilidad, existe una forma de movimiento a medida que se desarrollan pensamientos e ideas, paralelos a la naturaleza meticulosa de la costura.
Además, el pasaje dibuja una comparación entre escribir un libro y acolchar, indicando que ambos requieren paciencia y un proceso deliberado. La metáfora de una mano liderando mientras que los otros apoyan resalta el esfuerzo de colaboración involucrado en ambas manualidades. En última instancia, subraya la noción de que, aunque las mujeres pueden no ser reconocidas tradicionalmente por la autoría, sus procesos creativos son paralelos a los de los hombres, valorando el arte de la narración de cuentos como una tarea significativa.