Ella sacudió la cabeza. ¿Cuál era el punto de la ira? Hubo ocasiones en que MMA Ramotswe, como todos nosotros, podía sentirse enojado, pero estaban pocos, y nunca duraron mucho. La ira, Obed Ramotswe le había explicado una vez, no es más que una sal que frotamos en nuestras heridas. Ella nunca había olvidado eso, junto con las cosas que dijo sobre el ganado, Botswana y el comportamiento de las lluvias.
(She shook her head. What was the point of anger? There were occasions when Mma Ramotswe, like all of us, could feel angry, but they were few - and they never lasted long. Anger, Obed Ramotswe had explained to her once, is no more than a salt that we rub into our wounds. She had never forgotten that - along with the things he said about cattle, and Botswana, and the behaviour of the rains.)
MMA Ramotswe reflexiona sobre la naturaleza de la ira y su fugaz presencia en su vida. Aunque ella experimenta ira ocasionalmente, se desvanece rápidamente. Esta conciencia proviene de los consejos dados por su padre, Obed Ramotswe, quien comparó la ira con la sal aplicada a las heridas: solo exacerba el dolor. Ella encuentra consuelo en esta perspectiva, reconociendo la inutilidad de la ira y la necesidad de un manejo emocional positivo.
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