Eso fue lo que debía recordar de todos los monstruos, papá dijo: les encanta asustar a las personas, pero en el momento en que los miras, giran la cola y corren. Todo lo que tienes que hacer, Mountain Goat, es mostrar el viejo demonio que no tienes miedo.
(That was the thing to remember about all monsters, Dad said: They love to frighten people, but the minute you stare them down, they turn tail and run. All you have to do, Mountain Goat, is show old Demon that you're not afraid.)
En "The Glass Castle", Jeannette Walls reflexiona sobre una lección impartida por su padre sobre la naturaleza de los monstruos, tanto literal como metafóricos. Explica que mientras los monstruos prosperan en inculcar el miedo, en última instancia son cobarde. La clave para superar su intimidación radica en confrontarlos con valentía. El padre de Walls la alienta a enfrentar sus miedos, lo que sugiere que las fuerzas de demonio pueden ser vencidas simplemente mostrando confianza y resiliencia. Esta visión narrativa captura un tema significativo de crecer en medio de desafíos.
Esta idea de mirar miedos sirve como una poderosa metáfora a lo largo de las memorias. Las experiencias de Jeannette con su familia y la agitación que enfrentaron ilustran la importancia del coraje frente a la adversidad. Al reconocer que el miedo puede ser derrotado a través de la fuerza, el autor transmite un mensaje de empoderamiento. La relación entre el narrador y su padre enfatiza que comprender la verdadera naturaleza de los temores de uno puede disminuir su poder, permitiendo a las personas reclamar su sentido de seguridad y dignidad.