En su libro "La biopolítica de la discapacidad", David T. Mitchell analiza cómo la biopolítica neoliberal complica la política que rodea a los cuerpos atípicos. Sostiene que la opresión social de las personas con discapacidades a menudo tiene su origen en clasificaciones médicas que categorizan excesivamente a las personas en función de sus condiciones físicas o mentales. Esta sobrecategorización puede llevar a una visión reduccionista que despoja a los individuos de sus identidades únicas, etiquetándolos simplemente como representantes de sus condiciones médicas.
Mitchell enfatiza que tales marcos médicos no sólo tergiversan la complejidad de las discapacidades sino que también refuerzan las normas sociales que valoran la tipicidad. Al centrarse en la patología, estos sistemas fomentan una forma de opresión que margina a quienes no se ajustan a los ideales de salud dominantes. Esta dinámica ilustra la necesidad de una comprensión más inclusiva de la discapacidad que reconozca las experiencias diversas e individualizadas de los afectados, desafiando las narrativas predominantes en los contextos neoliberales.