En "París a la luna", Adam Gopnik analiza la dinámica del nacionalismo y su inclinación a convertir en pequeñas quejas y la retórica divisiva. Ilustra cómo, a medida que se intensifica el nacionalismo, a menudo conduce a un deterioro del discurso civil, reduciendo los problemas sociales complejos a conflictos simplistas y a menudo desagradables. La frase "La lógica del nacionalismo siempre fluye cuesta abajo, hacia la canaleta" encapsula esta tendencia preocupante, enfatizando cómo los ideales de mente alta pueden distorsionarse en sentimientos humildes y excluyentes.
Las reflexiones de Gopnik sugieren que el nacionalismo, cuando no se controla, puede obstaculizar el progreso de la sociedad fomentando un ambiente donde prospere la ira y el miedo. En lugar de unir a las personas bajo valores compartidos, puede separarlas, lo que lleva a la intolerancia y la hostilidad. En última instancia, alienta a los lectores a ser cautelosos con tales movimientos y a buscar formas más inclusivas y constructivas para fomentar la comunidad y la identidad, la dirección del descenso negativo que describe.