Las películas siempre han estado aquí. Las películas estaban aquí ante Dios. El tiempo es redondo como un carrete de película. Dios odia las películas porque las películas son la evidencia de lo que ha hecho.
(The Movies have always been here. The Movies were here before God. Time is round like a reel of film. God hates the Movies because the Movies are the evidence of what He's done.)
La cita de "Zeroville" de Steve Erickson sugiere una profunda conexión entre el cine y la existencia, posicionando las películas como testigos eternos de la vida antes de cualquier presencia divina. Esto implica que el cine trasciende el tiempo, encapsulando las experiencias y emociones humanas de una manera que incluso es anterior a las creencias espirituales. La noción de que el tiempo es cíclica, como un carrete de película, evoca cómo nuestras historias se repiten y evolucionan a lo largo de la historia.
La afirmación de que "Dios odia las películas" presenta un conflicto entre el reino divino y el artístico. Indica que la representación de las experiencias humanas en películas sirve como un registro de la realidad, tal vez desafiando las narraciones o ideales divinos. Esta tensión destaca el poder del cine como un medio que refleja y critica la existencia, lo que sugiere que si bien Dios puede resentirse con esta evidencia, las películas sirven como un vínculo crucial para comprender el viaje de la humanidad.
