La razón por la que la masa de los hombres teme a Dios, y en el fondo no le gusta, es porque prefieren desconfiar de su corazón y le gustan todo el cerebro como un reloj.

La razón por la que la masa de los hombres teme a Dios, y en el fondo no le gusta, es porque prefieren desconfiar de su corazón y le gustan todo el cerebro como un reloj.


(The reason the mass of men fear God, and at bottom dislike Him, is because they rather distrust His heart, and fancy Him all brain like a watch.)

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En la correspondencia de Herman Melville, él reflexiona sobre los sentimientos complejos que muchas personas tienen hacia Dios. Sugiere que un temor y aversión profundamente arraigados a Dios proviene de una desconfianza fundamental de su carácter. Las personas tienden a ver a Dios como un ser mecánico, definido por el intelecto en lugar de la emoción, lo que les dificulta conectarse con él de una manera significativa.

Esta percepción puede conducir a una falta de fe genuina, ya que los individuos pueden sentir que Dios está distante o impersonal. En lugar de ver a Dios como una entidad amorosa y compasiva, podrían considerarlo simplemente como una fuerza abstracta gobernada por la lógica y el pensamiento. Esta desconexión destaca la lucha por reconciliar la creencia con los sentimientos personales, lo que afecta cómo las personas se relacionan con lo divino.

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octubre 24, 2025

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