Después de graduarse, el autor reflexiona sobre cómo las experiencias de la vida lo transformaron de un graduado ansioso en alguien más cínico. Se mudó a la ciudad de Nueva York llena de esperanza y ambiciones, listo para mostrar sus talentos. Sin embargo, la realidad que enfrentó fue decepcionante, ya que se dio cuenta de que el mundo era indiferente a sus aspiraciones.
Durante sus principios de los años veinte, el autor se sintió perdido y desilusionado mientras administraba las responsabilidades cotidianas como pagar el alquiler y buscar trabajo. Este período estuvo marcado por la incertidumbre y las preguntas sobre su futuro, ya que lidió con los desafíos de la vida adulta y la falta de oportunidades que lo hicieron dudar de su valor.