Mitch Albom reflexiona sobre el concepto de cronometraje y su abrumadora presencia en la vida humana. A diferencia de los animales, que viven instintivamente y sin preocupación por el tiempo, los humanos están obligados por horarios y calendarios. Verificamos constantemente relojes y planificamos nuestros días, estableciendo una estructura alrededor del flujo del tiempo, lo que influye significativamente en nuestras vidas y prioridades.
Esta fijación a tiempo crea una ansiedad única que experimentan los humanos: el miedo al tiempo que se agota. Mientras que otras criaturas experimentan la vida sin el peso de la conciencia del tiempo, los humanos solo luchan con las limitaciones y presiones impuestas por el tiempo. Esta preocupación existencial nos distingue, destacando un aspecto fundamental de la condición humana, ya que constantemente estamos en busca de momentos, a menudo sintiendo la urgencia de la naturaleza fugaz de la vida.