En su libro "Al ver a los invisibles", Randy Alcorn enfatiza la importancia de reconocer a Dios como la fuente definitiva de toda bondad en nuestras vidas. Cuando descuidamos reconocer su papel, le negamos el reconocimiento y la gloria que son legítimamente suyos. Esta desconexión nos lleva a malinterpretar la naturaleza fundamental de la alegría y otros aspectos positivos de la vida, que están intrínsecamente vinculados a Dios.
Alcorn ilustra este punto comparando la relación entre Dios y la alegría con los elementos inseparables del calor, el fuego o la humedad y la lluvia. Así como uno no puede separar estos elementos sin perder su esencia, no podemos experimentar realmente la alegría aparte de Dios. Reconocerlo como la fuente de todo lo que es bueno nos ayuda a apreciar la plenitud de la vida y las bendiciones que recibimos.