En la narrativa de Naguib Mahfouz, somos testigos de un personaje que navega por las complejidades de la fe y el deseo. Al participar en prácticas religiosas, mantiene una vida dual en la que también participa en rituales sociales asociados con el romance, como el juego de los novios. Esta yuxtaposición destaca los conflictos internos que enfrenta, equilibrando la devoción religiosa con los instintos humanos.
Mientras tanto, su madre sigue siendo ajena a sus contradicciones, encontrando consuelo en su aparente religiosidad. Esta dinámica subraya el tema de la percepción, donde la expresión externa de la fe puede enmascarar realidades más profundas y absurdas. Las consultas de Sadiq Safwan profundizan aún más la exploración de estos temas, cuestionando la autenticidad y las implicaciones de las experiencias del personaje.