Los ejércitos han dedicado mucho tiempo y esfuerzo a entrenar a sus soldados para que no consideren al enemigo como seres humanos. Es mucho más fácil matarlos si los consideras animales peligrosos. El problema es que la guerra no se trata de matar. Se trata de conseguir que el enemigo deje de resistirse a tu voluntad. Como entrenar a un perro para que no muerda. Castigarlo te deja con un perro golpeado. Matarlo es una solución permanente, pero no tienes perro. Si puedes entender por qué muerde y eliminar las condiciones que lo hacen morder, a veces eso también puede resolver el problema. El perro no está muerto. Ni siquiera es tu enemigo.
(Armies have spent a lot of time and effort training their soldiers not to think of the enemy as human beings. It's so much easier to kill them if you think of them as dangerous animals. The trouble is, war isn't about killing. It's about getting the enemy to stop resisting your will. Like training a dog not to bite. Punishing him leaves you with a beaten dog. Killing him is a permanent solution, but you've got no dog. If you can understand why he's biting and remove the conditions that make him bite, sometimes that can solve the problem as well. The dog isn't dead. He isn't even your enemy.)
En "Empire", el autor Orson Scott Card explora las tácticas psicológicas empleadas por los ejércitos para deshumanizar al enemigo. Esta mentalidad simplifica el acto de matar, ya que ver a los oponentes como meros animales hace que sea más fácil justificar la violencia contra ellos. Sin embargo, Card enfatiza que la guerra no se trata únicamente de infligir muerte; se trata fundamentalmente de superar resistencias e imponer la propia voluntad. Tratar al enemigo como una entidad controlada en lugar de como un adversario puede conducir a resultados más efectivos.
Card utiliza la metáfora del adiestramiento de un perro para ilustrar que castigar o matar al enemigo puede no producir resultados beneficiosos. En cambio, comprender las razones subyacentes de su hostilidad y abordar esos agravios puede conducir a una resolución más pacífica. Al centrarse en lo que impulsa la oposición, uno puede potencialmente transformar a los enemigos en colaboradores o partes neutrales, evitando así el ciclo de violencia que a menudo intensifica el conflicto.