Como Thoreau implicaba, la telegrafía hizo que la relevancia fuera irrelevante.
(As Thoreau implied, telegraphy made relevance irrelevant.)
Al "divertirnos hasta la muerte", Neil Postman analiza cómo los avances en la tecnología de la comunicación, como la telegrafía, han cambiado la forma en que se percibe y valora la información. Se hace eco de la opinión de Thoreau de que estos desarrollos han hecho que la relevancia de la información sea menos significativa. Con la velocidad de transmisión, la importancia contextual de los mensajes disminuye, lo que lleva a una cultura donde el entretenimiento a menudo supera el discurso significativo.
Postman argumenta que este cambio tiene profundas implicaciones para el discurso público, ya que la sociedad prioriza cada vez más el estilo sobre la sustancia. La abrumadora afluencia de información ha creado un paisaje donde el pensamiento crítico y el compromiso reflexivo a menudo se pasan por alto, reemplazados por una preferencia por la distracción y la diversión en lugar de la discusión informada.