La credibilidad del cajero es la prueba final de la verdad de una proposición. {102}
(The credibility of the teller is the ultimate test of the truth of a proposition. {102})
Al "divertirnos hasta la muerte", Neil Postman argumenta que la credibilidad de la persona que entrega información juega un papel crucial en la determinación de la verdad de una declaración. Sugiere que la autoridad y la confiabilidad del orador son esenciales para que la audiencia acepte una propuesta como verdadera. En un panorama de los medios dominado por el entretenimiento, esta credibilidad a menudo puede ser socavada, lo que lleva a la confusión sobre lo que es real.
Postman enfatiza que la erosión del discurso serio da como resultado una sociedad más inclinada a aceptar afirmaciones basadas en la persona del cajero en lugar de la evidencia empírica. En consecuencia, las personas pueden priorizar narrativas entretenidas sobre verdades objetivas, que pueden distorsionar la percepción y la comprensión pública. La calidad de la información se vuelve secundaria al encanto de su presentación, afectando el discurso de manera profunda.