... En la televisión, se presenta la religión, como todo lo demás, bastante simplemente y sin disculpas, como entretenimiento. Todo lo que hace que la religión sea una actividad humana histórica, profunda y sagrada se elimina; No hay ritual, ni dogma, ni tradición, ni teología, y sobre todo, ni sentido de trascendencia espiritual.
(...On television, religion, like everything else, is presented, quite simply and without apology, as an entertainment. Everything that makes religion an historic, profound, sacred human activity is stripped away; there is no ritual, no dogma, no tradition, no theology, and above all, no sense of spiritual transcendence.)
En su libro "Divislando a la muerte", Neil Postman argumenta que la televisión reduce la religión al mero entretenimiento, desprovisto de su profundo significado histórico y sagrado. Observa que los aspectos esenciales que dan significado a la religión, como ritual, tradición y teología, están en gran medida ausentes en las representaciones televisadas, lo que lleva a una comprensión superficial de los asuntos espirituales.
La crítica de Postman sugiere que esta transformación disminuye las profundas experiencias asociadas con la fe, reemplazándolas por un espectáculo superficial. A medida que las expresiones religiosas se convierten en entretenimiento, se pierde el potencial de conexión espiritual genuina y trascendencia, que ilustra una preocupación más amplia por el impacto de los medios en el discurso público.