La cita "Cuidado con aquellos que parecen rosas, porque incluso las rosas tienen espinas" de las "Hijas de la Princesa Sultana" de Jean Sasson, sirve como una advertencia sobre las apariencias. Sugiere que las personas que parecen hermosas o atractivas podrían no ser del todo confiables. Así como las rosas tienen espinas que pueden causar dolor, también pueden aquellos que parecen encantadores ser dañinos o engañosos.
Esta metáfora destaca la importancia de mirar más allá de las cualidades superficiales. Alienta a los lectores a ser cautelosos y exigentes en sus relaciones, recordándoles que no todo lo que brilla es oro. En un mundo donde las fachadas pueden oscurecer fácilmente las verdaderas intenciones, es vital reconocer que la verdadera belleza a menudo viene con sus riesgos.