El predicador británico Charles Spurgeon, que vivió de 1834 a 1892, enfatizó la idea de que aquellos que son profundamente apreciados por Dios son las personas más felices que uno puede encontrar. Su creencia subraya la conexión entre el amor divino y la alegría personal, lo que sugiere que una relación satisfactoria con el Señor trae una inmensa felicidad. La perspectiva de Spurgeon resalta la noción de que la verdadera satisfacción se basa en el bienestar espiritual.
En el libro "Felicidad" de Randy Alcorn, este sentimiento se hace eco, lo que sugiere que la alegría experimentada por los amados por el Señor no tiene paralelo. Alcorn se expande en la cita de Spurgeon explorando los aspectos más profundos de la felicidad, lo que indica que proviene de una profunda comprensión y conexión con Dios. Esta representación alinea la felicidad con un viaje espiritual, donde los conscientes de su amor divino existen en un estado de alegría y realización.