Skye se encontró perdida en un torbellino de emociones, usando alcohol como un escape de las cargas que llevaba. Con frecuencia se entregaba, ya sea buscando alegría o alivio del dolor, impulsada por una mezcla de conflictos y recuerdos personales. Cada bebida era una forma de hacer frente a su pasado problemático, sus sentimientos no resueltos hacia su familia y la culpa de sus acciones.
Sus reflexiones revelaron una profunda agitación interna mientras lidiaba con su papel en la caza y sus complejas relaciones. Las luchas de Skye encapsularon un conflicto entre su amor por la vida y su desdén por la violencia, en última instancia, marcó su viaje hacia el autodescubrimiento en medio de un contexto de tristeza y arrepentimiento.