En la última parte de su vida, la madre de la autora residía en un hogar de ancianos llamado Chateins en St. Louis. Este período estuvo marcado por una sensación de pérdida y reflexión cuando el autor lidió con su relación y los cambios que vienen con el envejecimiento. Destaca la lucha emocional que muchos enfrentan cuando se enfrentan con la salud en declive de un ser querido.
Seis meses antes de su fallecimiento, la autora envió a su madre una tarjeta del Día de la Madre, que contenía un poema sentimental y demasiado sentimental que lo dejó sintiéndose algo culpable. Este momento encapsula las complejidades del amor familiar, el arrepentimiento y la naturaleza agridulce de los recuerdos formados durante los tiempos difíciles.