Cuán encantados estarían todos los reyes, zares y führers del pasado {y los comisarios del presente} saber que la censura no es una necesidad cuando todo discurso político toma la forma de una broma.
(How delighted would be all the kings, czars and führers of the past {and commissars of the present} to know that censorship is not a necessity when all political discourse takes the form of a jest.)
Neil Postman, en su libro "divirtiéndonos hasta la muerte", reflexiona sobre la facilidad del control político cuando el discurso se reduce al entretenimiento. Sugiere que los líderes históricos y contemporáneos, desde reyes hasta comisarios, encontrarían satisfacción en la comprensión de que la censura se vuelve obsoleta cuando las discusiones políticas están dominadas por el humor y la sátira. Esto sugiere que la gravedad del diálogo político se ve socavado cuando se transforma simplemente en bromas.
El argumento de Postman destaca una preocupación para el futuro del discurso público, lo que indica que la trivialización de temas serios puede conducir a una falta de pensamiento crítico entre la población. Él implica que la combinación de entretenimiento con la política puede exceder la necesidad de supresión, a medida que las personas se comprometen más con el broma que la sustancia de los problemas políticos, lo que finalmente afecta la integridad de la democracia.