En "Los dichos dorados de Epictetus", el filósofo enfatiza la importancia de la responsabilidad personal de la propia felicidad. Según Epictetus, los individuos a menudo atribuyen su infelicidad a las circunstancias externas, pero él argumenta que es la propia perspectiva y elecciones los que conducen a tales sentimientos. Anima a las personas a reconocer que tienen el poder de cambiar su mentalidad.
Además, Epictetus afirma que Dios ha creado a la humanidad para experimentar alegría y estabilidad en la vida. Por lo tanto, cuando alguien se encuentra infeliz, sirve como un recordatorio de que la fuente de ese descontento se encuentra dentro de sí mismo. Las enseñanzas del filósofo abogan por la autorreflexión y la comprensión de que la verdadera satisfacción proviene de adentro, no de factores externos.