En "The Hobbit", Thorin Oakenshield reflexiona sobre la importancia de valorar la alegría, la compañía y los simples placeres de la vida sobre la riqueza material. Sugiere que si las personas priorizaran la felicidad y la unión, el mundo sería un lugar más brillante y alegre. Este sentimiento enfatiza la idea de que la verdadera riqueza proviene de experiencias y relaciones en lugar de acumular riquezas.
Sin embargo, a pesar de este mensaje edificante, Thorin reconoce la inevitabilidad de las formas de separación. Su despedida indica una aceptación agridulce de su situación, subrayando la naturaleza transitoria de la vida. En última instancia, sus palabras resuenan con la noción de que si bien la riqueza puede ser tentadora, la esencia de una vida plena radica en valorar lo que realmente importa.