Si nos damos cuenta de que no estamos merecedores, de repente el mundo cobra vida. En lugar de quejarse de todo lo que sale mal, estamos sorprendidos por las muchas amabilidades de Dios, y nuestros corazones se desbordan con las gracias.
(If we realize we're undeserving, suddenly the world comes alive. Instead of whining about everything that goes wrong, we're surprised at God's many kindnesses, and our hearts overflow with thanks.)
En el libro de Randy Alcorn "Happiness", el autor destaca una perspectiva transformadora de la vida. Al reconocer nuestra indignidad, cambiamos nuestro enfoque de lo que nos falta para apreciar la abundancia que nos rodea. Esta realización nos permite ver el mundo con ojos frescos, llenos de gratitud por las bendiciones pequeñas y significativas que a menudo pasamos por alto. En lugar de detenerse en la negatividad o las quejas, estamos más conscientes de los aspectos positivos de nuestra existencia.
Alcorn enfatiza que este cambio en el pensamiento puede conducir a una vida más profunda y satisfactoria. Cuando nos acercamos a la vida con un corazón en sintonía con la amabilidad y la gracia, incluso las experiencias más simples pueden evocar sentimientos de alegría y agradecimiento. Esta sensación de gratitud enriquece nuestras vidas, lo que nos permite abrazar la felicidad en lugar de permitirnos ser consumidos por descontento.