Si desea que su casa sea bien administrada, imite el Spartan Lycurgus. Porque como él no encontraba su ciudad con muros, sino que fortificaba a los habitantes en virtud y preservaba la ciudad siempre libre; 35 así, ¿no te arrojas {tu casa} una gran corte y cría torres altas, pero fortalece a los habitantes por la buena voluntad y la fidelidad y la amistad, y entonces nada perjudicial entrará, ni siquiera si toda la banda de la maldad de los habitantes en sí misma.
(If you wish your house to be well managed, imitate the Spartan Lycurgus. For as he did not fence his city with walls, but fortified the inhabitants by virtue and preserved the city always free;35 so do you not cast around {your house} a large court and raise high towers, but strengthen the dwellers by good-will and fidelity and friendship, and then nothing harmful will enter it, not even if the whole band of wickedness shall array itself against it.)
En el pasaje del "Manual" de Epictetus, el filósofo enfatiza la importancia de la fuerza interna sobre las defensas externas al manejar un hogar. Dibuja un paralelo con el antiguo líder espartano Lycurgus, quien decidió no construir muros alrededor de su ciudad, sino que se centró en cultivar la virtud entre sus ciudadanos. Este enfoque subraya la idea de que el carácter moral y el espíritu comunitario sirven como la verdadera protección contra el daño.
Epictetus sugiere que, en lugar de fortalecer la casa con barreras físicas, es mucho más efectivo cultivar buena voluntad, lealtad y amistad entre los miembros del hogar. Al fomentar un fuerte sentido de unidad y confianza, un hogar se vuelve resistente a las amenazas. En última instancia, la fuerza de las relaciones dentro de un hogar puede resistir incluso los desafíos más formidables planteados por las fuerzas externas.
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