El orador reflexiona sobre la abundancia de la vida en Vineland, utilizando metáforas de arces, ratones y dientes de león para ilustrar cómo la mayoría de las semillas y la descendencia no pueden prosperar. Hay una gran cantidad de vida, pero solo unos pocos superan las etapas iniciales de la existencia. Si todos sobrevivieran, los humanos se verían abrumados por el gran volumen de seres vivos a su alrededor, al igual que estar atrapado entre innumerables plantas y animales.
La conversación cambia hacia la inevitabilidad y el papel de la muerte como parte necesaria de este ciclo. El orador enfatiza que la muerte juega un papel crucial en el mantenimiento del equilibrio en la naturaleza: los depredadores como los gatos reducen la población de ratones, lo que permite que coexistan diversas formas de vida. En última instancia, es este ciclo de vida y muerte el que permite que la humanidad florezca en medio de la abundancia de la naturaleza.