TIG reflexiona sobre las frustraciones de esperar el cambio, particularmente en el liderazgo, ya que la generación anterior se aferra a ideas anticuadas sobre la vida. Expresa impaciencia con los tomadores de decisiones, que parecen desconectados de las realidades y desafíos actuales que enfrentan hoy. TIG señala que estos individuos, significativamente mayores que su madre, están aplicando lecciones del pasado a un presente que es drásticamente diferente.
Este sentimiento destaca una división generacional donde la sabiduría del pasado ya no se alinea con los problemas contemporáneos. La nostalgia por un momento en que los recursos parecían abundantes contrasta fuertemente con la necesidad apremiante de soluciones modernas y adaptabilidad en los roles de liderazgo. La perspectiva de TIG subraya la urgencia de las nuevas ideas para abordar los desafíos sociales actuales.