En su trabajo "High Tide in Tucson", Barbara Kingsolver reflexiona sobre la superación de la desesperación al centrarse intensamente en aspectos hermosos de la vida, incluso en sus momentos más oscuros. Ella usa imágenes simples pero vívidas, como un geranio rojo, su hija y la luna, para ilustrar cómo concentrarse en la belleza puede ayudar a revivir una sensación de alegría y aprecio por la vida. Esta práctica le permitió volver a entrenar su perspectiva y fomentar la felicidad en medio de dificultades.
Kingsolver compara este proceso con la rehabilitación después de un derrame cerebral, donde uno debe recuperar las habilidades perdidas. Al entrenar persistentemente su mente para encontrar alegría en pequeños y gloriosos detalles, encontró un camino de regreso al amor por la vida. A través de sus experiencias, transmite un poderoso mensaje sobre la importancia de la atención plena y la capacidad de nutrir la felicidad, incluso cuando se enfrenta a los desafíos.