En tiempos de lucha, hay tantas razones para no leer como para respirar. ¿No tienes cosas más importantes que hacer? Leer, y mucho menos releer, es terreno de tímidos y solteronas deprimidas. En los momentos más feos de la vida, el mero acto de abrir un libro puede oler a escapismo cobarde. ¿Quién elige leer cuando hay trabajo que hacer? Llámame cobarde si quieres, pero cuando la línea entre el deber y la cordura se desdibuja, generalmente puedes encontrarme acurrucado con un libro maltrecho, leyendo como si mi salud mental dependiera de ello. Y lo es, porque dentro de los libros que amo encuentro alimento, respiro, escape y perspectiva.
(In times of struggle, there are as many reasons not to read as there are to breathe. Don't you have bigger things to do? Reading, let alone re-reading, is the terrain of milquetoasts and mopey spinsters. At life's ugliest junctures the very act of opening a book can smack of cowardly escapism. Who chooses to read when there's work to be done?Call me a coward if you will, but when the line between duty and sanity blurs, you can usually find me curled up with a battered book, reading as if my mental health depended on it. And it does, for inside the books I love I find food, respite, escape, and perspective.)
En tiempos difíciles, las personas a menudo sienten que la lectura puede no ser una prioridad, ya que existen innumerables otras obligaciones que exigen su atención. El acto de sumergirse en un libro a veces puede parecer una forma de evitar confrontar problemas de la vida real, lo que genera críticas hacia quienes eligen escapar a la literatura cuando hay tareas que cumplir. Esta perspectiva sugiere que la lectura podría verse como un placer reservado para quienes carecen de responsabilidades más apremiantes.
Sin embargo, el autor cuestiona esta noción defendiendo el valor de la lectura, especialmente en períodos difíciles. Para ella, escapar hacia un libro querido no es un acto de cobardía sino un retiro necesario que fomenta el bienestar mental. A través de estas historias, ella obtiene alimento para su mente y su espíritu, encontrando consuelo, perspicacia y claridad que, en última instancia, la ayudan a superar las dificultades de la vida. Su experiencia destaca el profundo papel que puede desempeñar la literatura en el mantenimiento de la salud mental en medio del caos.