En el pasaje de "Los discursos" de Epicteto, el filósofo provoca una reflexión sobre la naturaleza del crecimiento y el desarrollo. Compara la maduración de la fruta de una higuera con las complejidades de desarrollar la mente de una persona. Así como un higo no madura al instante, ni se puede alcanzar la sabiduría o la comprensión rápidamente. Esto resalta la importancia de la paciencia y el proceso gradual de aprendizaje.
Epictetus enfatiza que los logros significativos requieren tiempo y esfuerzo. La cita sugiere que uno no puede esperar comprender el conocimiento o las ideas profundas sin soportar las luchas necesarias. Esta idea alienta a las personas a valorar el viaje del crecimiento personal e intelectual en lugar de buscar resultados inmediatos.