En el ámbito de la narración de historias, Philip K. Dick enfatiza la responsabilidad de los autores de construir mundos ficticios intrincados y duraderos. Su papel como escritor implica desarrollar universos que son lo suficientemente robustos y creíbles como para mantener las narrativas de múltiples novelas. Esta tarea no solo requiere creatividad sino también una gran comprensión de los elementos que hacen que estas configuraciones ficticias coherentes y atractivas para los lectores.
Dick también reconoce las expectativas que le imponen sus editores. Esperan que los universos que crea permanezca consistente y creíble en el transcurso de sus obras. Sin embargo, insinúa la complejidad y los desafíos involucrados en este proceso creativo, lo que sugiere que detrás de escena, la construcción de estos universos puede no ser tan segura como parece. A pesar de estos desafíos, la capacidad de crear mundos tan inmersivos sigue siendo un aspecto central de su esfuerzo de escritura.