En "Martes con Morrie", Mitch Albom reflexiona sobre las conmovedoras palabras de Morrie Schwartz, quien aboga por una cantidad limitada de autocompasión. Morrie sugiere que permitirse experimentar una pequeña porción de autocompasión cada día, como unas pocas lágrimas cada mañana, puede crear una liberación catártica sin dejar que domine la vida de uno. Este enfoque contrasta bruscamente con aquellos que se revolcan en la autocompasión durante períodos prolongados, lo que puede ser improductivo y perjudicial.
Albom considera cuán efectivo podría ser para las personas imponer un límite diario en la autocompasión, utilizando el ejemplo de Morrie como inspiración. Al limitar la autocompasión, se puede alentar a las personas a concentrarse más en vivir plenamente y participar positivamente con sus vidas, en lugar de perderse en la tristeza. Esta idea resuena profundamente, especialmente dada la batalla de Morrie con una enfermedad debilitante, destacando que incluso ante las dificultades, es posible manejar las emociones de manera constructiva.