En "The Glass Castle" de Jeannette Walls, hay un momento significativo en que la madre del narrador pregunta sobre su bienestar. El narrador responde con un encogimiento de hombros y un asentimiento, lo que lleva a la madre a afirmar que la agresión sexual es simplemente una cuestión de percepción. Ella cree que si uno no se siente herido, entonces no se ve realmente afectado por ello, trivializando las experiencias de muchas mujeres que luchan con tal trauma.
La actitud despectiva de la madre refleja una tendencia social más amplia de minimizar la gravedad de la agresión sexual. Si bien intenta inculcar una sensación de fuerza en su hija, sus comentarios revelan una falta de empatía y comprensión de las complejidades que rodean el problema. Esta interacción revela los desafíos que enfrentan los sobrevivientes y destaca la necesidad de compasión y validación para tratar tales experiencias.