La creencia de que los estadounidenses habían descubierto las mejores verdades para resolver los antiguos dilemas de la humanidad y estaban listos para crear una sociedad ideal se retrata como una noción equivocada. Esta perspectiva compara el excepcionalismo estadounidense con los mitos legendarios como el Santo Grial o la fuente de la juventud, lo que indica que tales creencias están enraizadas en la ilusión en lugar de la realidad.
Adams advirtió contra la presunción de verse a sí mismo como el "pueblo elegido" y la arrogancia acompañante. Sugirió que celebrar este estatus podría conducir al autoengaño, comparándolo con la falsa humildad del fariseo. Esta advertencia destaca el peligro de creer en una superioridad que podría nublar el juicio y obstaculizar el progreso auténtico.