En "El quinto riesgo", Michael Lewis expresa una preocupación crítica con respecto a cómo la ciencia a menudo se aplica mal para respaldar diversas políticas. Destaca los peligros potenciales que surgen cuando los datos y los hallazgos científicos se manipulan para adaptarse a las agendas políticas en lugar de servir al bien público. Este mal uso socava la confianza en la ciencia y puede tener serias consecuencias para los procesos de toma de decisiones.
Lewis sugiere que la falta de comprensión y respeto adecuados por los principios científicos puede conducir a políticas ineficaces o dañinas. Su trabajo advierte sobre los riesgos asociados con ignorar la evidencia objetiva, enfatizando la importancia de la integridad en la aplicación de la ciencia para guiar las decisiones políticas. En última instancia, aboga por un enfoque reflexivo y responsable para incorporar ideas científicas en la gobernanza.