En su libro "Si Dios es bueno: fe en medio del sufrimiento y el mal", Randy Alcorn explora la naturaleza del mal como una desviación significativa de la bondad. Él afirma que el mal no es una parte natural del mundo, sino más bien una interrupción preocupante que contrasta con las expectativas morales de Dios. Esta perspectiva incita a las personas a examinar la presencia de sufrimiento y irregularidades a la luz de la bondad divina.
Alcorn enfatiza que la Biblia caracteriza al mal como cualquier cosa que va en contra de la voluntad moral de Dios, lo que indica que tales actos se oponen fundamentalmente al orden y la bondad destinados por el creador. Esto subraya la creencia teológica de que el mal es una elección contra el diseño previsto de Dios, en lugar de un rasgo inherente de existencia.