En una novela de ciencia ficción barata, un personaje llamado Fat descubre una representación perspicaz de la prisión de hierro negro, reinventado en un futuro lejano. El concepto implica combinar diferentes entornos históricos y temporales, fusionando la antigua Roma con California del siglo XX, así como el mundo futurista presentado en "El Android me gritó un río". Esta fusión enfatiza la idea de un imperio continuo, donde toda la humanidad está envuelta dentro de los confines de la prisión, ajeno a su cautiverio.
Esta técnica narrativa destaca la noción de que los individuos de varias épocas están atrapados metafóricamente dentro de la misma estructura opresiva, conocida como la prisión de hierro negro. Las paredes de esta prisión simbolizan las limitaciones que influyen en la humanidad a lo largo de la historia, lo que sugiere una existencia generalizada que trasciende el tiempo. La reflexión sobre este cautiverio transtemporal plantea preguntas sobre la conciencia, la libertad y la naturaleza cíclica de la opresión en diferentes civilizaciones.