En su libro "Un año en el mundo: viajes de un viajero apasionado", Frances Mayes expresa las profundas ideas obtenidas de viajar. Ella destaca esos momentos de comprensión repentina que se producen cuando descubres lugares y vidas vibrantes que siempre han existido más allá de tu conciencia. Viajar sirve como un poderoso recordatorio de la riqueza de las experiencias e historias que uno puede perder cuando se limita a su entorno familiar.
Mayes reflexiona sobre la notable comprensión de que muchos mundos hermosos están esperando ser explorados, incluso en las ciudades que puede sentir que podría llamar hogar. El simple acto de viajar puede despertar una sensación de curiosidad y aprecio por las diversas vidas que florecen a nuestro alrededor, lo que hace que cada viaje sea un catalizador para el autodescubrimiento y la comprensión más amplia del mundo.