En este pasaje, el personaje Edme está lidiando con la dificultad de decir adiós, un sentimiento que se siente pesado y final. A ella le resulta difícil articular sus sentimientos y, en cambio, reflexiona sobre su entorno, específicamente su conexión con la taiga o el bosque. Esta configuración representa la comodidad y la familiaridad para EDME, lo que hace que el acto de separarse sea aún más desafiante.
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