En "Una conspiración de amigos", el personaje reflexiona sobre el valor de las actividades prácticas sobre las actividades académicas. Ella considera la idea de que abandonar la filosofía o la teoría literaria para tareas más mundanas no es algo que se juzgue negativamente. Esto resalta una apreciación por lo ordinario y el oficio detrás de las acciones cotidianas.
Los pensamientos de Maggie enfatizan aún más que participar en placeres simples, como comer pasteles, también debería implicar un respeto por el esfuerzo que se dedica a crearlos. Esto sugiere que todas las formas de trabajo, ya sean intelectuales o prácticas, tienen un valor intrínseco y deben ser honradas por igual.
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